¿Qué es el síndrome de Hikikomori?
Hikikomori significa en japonés “estar recluido”, “aislamiento social grave“. Este síndrome se ha extendido en la sociedad japonesa hasta convertirse en un auténtico problema social.
Los hikikomori, aquellos que sufren de este trastorno, son jóvenes que deciden mantenerse al margen de la sociedad, en su mayoría hombres.
Estas personas sufren de una especie de fobia y ansiedad sociales que les lleva a quedarse en casa, evitandocualquier presión o estrés del exterior.
¿Cómo huyen del mundo los hikikomori?
Los hikikomori se encierran en su habitación o otra sala de su hogar, de hecho del de su familia, y permanecen allí por mucho tiempo, incluso años. Sus actividades suelen ser nocturnas, período del día en el que suelen estar despiertos, viendo la tele y jugando a videojuegos, mientras que las horas de luz las invierten durmiendo.
Eso sí, toda esta inactividad les resulta sostenible porque sus padres los alimentan y los mantienen, a pesar de haberse convertido en una especie de desconocido que permanece en casa, pero al que prácticamente no ven.
¿Cómo se manifiesta el síndrome de hikikomori?
El hikikomori empieza a experimentar los cambios en su actitud muy lentamente. Generalmente, suele empezar con una tristeza constante y la pérdida de amistades, cosa que les lleva a desarrollar inseguridades y a, poco a poco, minimizar su conversación. Esta actitud les hace recibir críticas, especialmente en las escuelas o institutos, algo que no ayuda en absoluto a su recuperación.
Más tarde el hikikomori se encierra en su habitación y deja de relacionarse socialmente, excepto con su ordenador o la televisión. Si esta situación se alarga, las habilidades sociales y la mente del hikikomori quedan severamente afectadas, ya que olvidan cómo reaccionar ante cualquier cosa que no sea una pantalla.
¿Y la familia del hikikomori?
La familia del hikikomori, en Japón, suele llevar el problema en secreto y, generalmente, cuesta que se decida a buscar un psicólogo que pueda tratar al joven. El patrón de actuación mayoritario es dejar caer toda la responsabilidad respecto al joven en la madre, que es quién se ha ocupado de él siempre, y limitarse a dejar que el afectado por sí solo decida volver a la sociedad. Sin ayuda, sólo a partir de su madurez.
En algunos casos, se decide obligar al joven a viajar al extranjero, donde su conducta no evoluciona y sólo hace que traspasar el problema a la familia que lo acoge.
Una reacción tan pasiva no ayuda al hikikomori y provoca situaciones como la que se vive actualmente en Japón. Hoy en día muchos hikikomoris tienen ya cuarenta años, tras pasar veinte años de aislamiento. Estos individuos pertenecen a la primera generación de hikikomori y su regreso a la sociedad preocupa mucho a los japoneses, que calculan que, si no se encuentra solución, en 2030 podrían encontrarse con un gran problema: los primeros hikikomori tendrán 60 años y sus padres, quienes les mantenían, empezaran a morir. ¿Qué será de estos aislados individuos?¿Tendrá que hacerse cargo el Estado? Este síndrome, además, está cada vez más extendido, hasta el punto que, según el psicólogo Tamaki Saitô -quien acuñó el término hikikomori- actualmente un 1% de la población japonesa es hikikomori.
Superación del hikikomori
Cuando el hikikomori decide volver a la sociedad, tras reflexionarlo y tomar la iniciativa él mismo, sufre lo indecible. Se encuentra con que ha perdido gran parte de las habilidades sociales y nivel académico. Esto hace que se siga sintiendo inseguro respecto al resto de población a quiénes oculta, sin dudarlo, su oscuro pasado de hikikomori.
Existen dos clases de terapia para hikikomoris: la japonesa, que apoya la libre voluntad y proceso del afectado, y la occidental, que apuesta más por la firmeza de decisiones y la autoridad sobre el afectado.
El hikikomori fuera de Japón
Este síndrome también ha llegado a Latinoamerica y a Europa, donde los jóvenes también deciden aislarse de la presión social externa y encerrarse en la “comodidad” de su habitación.
En España, según el Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar (Barcelona) asegura, existen bastantes casos, los cuáles suelen tener una media de tiempo de aislamiento de casi dos años.