Todas las personas que tienen una mascota saben que ellos cambian nuestras vidas. El hombre de la siguiente historia tuvo la misma experiencia y nos la cuenta con sus propias palabras.
Esta es la pequeña gatita que conocí cuando fui a visitar a un amigo a su trabajo. Como trabaja en una zona industrial, nadie vive en el área; pero hay muchos animales extraviados y hambrientos por montones. Es una tragedia.
La pequeña gatita que conocí ahí tenía como 2 meses y estaba en los huesos. Para complicar más las cosas, la pequeñita estaba cubierta de pulgas y completamente mugrosa. Nadie se preocupaba por ella, pero yo le caí bien de inmediato.Decidí ayudarla y le di un poco de comida. Me sentí tan mal por ella que no podía seguir viéndola sufrir. Caminé unas cuantas casas hacia abajo y le compré comida para gato por 2 dólares, y se la llevé. Estaba tan hambrienta que se tragó la comida.
Pero nada pudo haberme preparado para lo que vino después: Ella inmediatamente confió en mí y se me subió encima. No importaba a donde fuera, ella me seguía y no se separaba de mi lado. Cuando terminó de comer, se despabiló un poco y por primera vez me volteó a ver. Antes, solo mantenía la cabeza hacia abajo, como si estuviera muy débil para mantenerla hacia arriba. Cuando me enseñó su pequeño rostro, noté que sus ojos eran de dos colores diferentes. Me senté con ella, cerca de una hora, y la acaricié. En este corto tiempo, ella se soltaba más y más. Estaba tan descuidada, que el contacto humano y el cariño le hacían muy bien. Lo inevitable sucedió… La llevé a casa conmigo y la llamé “Luna”, y como no tuvo acceso a comida en toda su vida, pasó la mayor parte de sus días frente al plato de comida. Pasó algo de tiempo antes de que pudieras acariciarla sin miedo a lastimarla. Ella estaba así de delgada.
Los veterinarios nos informaron que las pulgas podían ser peligrosas para los gatos pequeños. Como era pequeña para su edad y estaba demacrada, le dimos un baño contra las pulgas para al menos deshacernos de la mayoría de esos huéspedes indeseados.
Ese día, ella todavía estaba cansada y bastante débil. No se resistió y no maulló, sino que disfrutó su baño con agua caliente.
Secamos a Luna rápidamente y la envolvimos en una toalla tibia. Aguantó el procedimiento sin quejas, y se sintió mucho mejor después. Las pulgas realmente parecían debilitar a la pequeñita.
Nos dimos cuenta que Luna aprendía rápido: Aunque nunca había vivido en un apartamento antes, ella entendió para qué era la caja plástica con arena. Parecía que no quería causarle ninguna molestia a sus dueños humanos.
Mientras más sana se ponía, más vida regresaba a su pequeño cuerpo: Le gustaba subirse en sus dueños para ver lo que sucedía allá arriba a cualquier hora. Este fue un gran progreso porque había mostrado muy poco interés por su ambiente debido a su debilidad.
Nos preocupaba que no confiara en nosotros, porque quizá había tenido muchas malas experiencias con humanos mientras vivía en las calles. Pero a pesar de eso, se convirtió en una gatita faldera que rápidamente ronroneaba cuando la acariciabas.
Luna nos perseguía por todo el apartamento. Donde sea que nos sentáramos, ella brincaba a nuestras piernas y nos volteaba a ver esperando. Se había acostumbrado a nosotros y al cariño.
Hoy, Luna está satisfecha, bien alimentada, y es una gatita de casa confiada. A veces, cuando está acostada sobre mis piernas, me pregunto si no fue ella la que me escogió a mí cuando la encontré en ese estado demacrado en la calle. Es como si hubiera sabido que yo iba a cuidarla. Nunca había rescatado a un animal de la calle antes y esto fue lo mejor que pasó en el año. Ni siquiera puedo describir el sentimiento tan maravilloso que es tenerla aquí conmigo.
Fuente: http://www.viralforest.com/never-rescued-cat-today-nothing-prepare/